En los últimos compases de la década de 1940, los destinos de Augusto Quesada y Estela Arias convergieron de manera imprevisible en un tranquilo rincón del Roble de Santa Bárbara de Heredia. Augusto, cariñosamente apodado Guto, desempeñaba un papel vital en el traslado de la leche desde Los Cartagos, sobre la carretera del volcán Poás, hasta la cuidad de Alajuela.
En uno de sus habituales viajes, la rutina de Guto se entrelazó de manera fascinante con el destino de Estela. En un día que parecía ordinario, sus miradas se encontraron, marcando el nacimiento de un amor que creció desde aquel instante mágico.
A partir de ese momento, Guto emprendía la búsqueda de Estela cada tarde, dando inicio a un capítulo especial en sus vidas. Este encuentro cotidiano no solo simbolizaba el transporte de productos lácteos, sino que también se convertía en el pretexto para compartir risas, sueños y confidencias. Así, lo que comenzó como una conexión fortuita en El Roble se transformó en la semilla de un amor que florecería con cada encuentro, tejiendo una historia única en medio de la sencillez de la vida cotidiana.
Copyright © 2024 Augusto Y Estela - Todos los derechos reservados.
Creado por Rudy Quesada y Valeria Quesada
Usamos cookies para analizar el tráfico del sitio web y optimizar tu experiencia en el sitio. Al aceptar nuestro uso de cookies, tus datos se agruparán con los datos de todos los demás usuarios.